LA APARICION DE LOS PRIMEROS HOMINIDOS
La evolución humana
(u hominización) explica el proceso de evolución biológica de la especie humana desde sus ancestros hasta el estado actual. El término humano, en el contexto
de su evolución, se refiere a los individuos del género Homo. Sin embargo, los
estudios de la evolución humana incluyen otros homínidos,[1]
Se ha estimado que los seres humanos se separaron de los chimpancés entre 5 y 7
millones de años atrás, a partir de esta separación la línea evolutiva comenzó
a ramificarse originando nuevas especies, todas extintas actualmente a
excepción de la que originó el Homo Sapiens. Los primeros posibles homínidos bípedos[2],
con una antigüedad de 6 ó 7 millones de años Su desaparición se ha atribuido a
la crisis climática y que condujo a una desertificación de la sabana con la
consiguiente expansión de los ecosistemas abiertos, esteparios. Muy similar a
los Homo Erectus, se supone que fueron el primero de nuestros antepasados en
abandonar África. El Hombre de Neanderthal surgió y evolucionó en Europa y Oriente Medio hace unos 230.000 años, presentando claras adaptaciones al clima frío
de la época (complexión baja y fuerte, nariz ancha). Los fósiles más antiguos
de Homo sapiens datan de hace unos 200.000 años, en Etiopía.
Hace unos 90.000 años llegó al Próximo Oriente donde se encontró con el Hombre de Neanderthal que huía hacia el
sur de la glaciación[3]
que se abatía sobre Europa. El Homo sapiens siguió su expansión y hace unos
45.000 llegó a Europa; paralelamente, el Hombre de Neanderthal se fue
retirando, empujado por los Homo sapiens, a la periferia de su área desapareció
hace unos 28.000 años.
Los parientes vivos
más cercanos a nuestra especie son los grandes simios: el gorila,
el chimpancé y el orangután
Los primates
bípedos, habrían surgido hace unos 6 ó 7 millones de años en África, cuando
dicho continente se encontró afectado por una progresiva desecación que redujo las áreas de bosques y selvas, lo que llevo
a la aparición primates capaces de caminar fácilmente de modo bípedo y
mantenerse erguidos, más aun, en un medio cálido y con fuerte radiación ultravioleta e infrarroja ante lo cual una de las mejores soluciones adaptativas fue la marcha bípeda y
la progresiva reducción de la capa pilosa, lo que evita el excesivo
recalentamiento del cuerpo.
Las condiciones
climáticas y geográficas determinaron la evolución del ser humano, hace 150.000
años el norte de África volvió a sufrir una intensa desertización lo cual
significó otra gran presión evolutiva como para que se fijaran los rasgos
principales de la especie Homo Sapiens.
Para lograr la
postura y marcha erecta han tenido que aparecer importantes modificaciones:
1.
Cráneo. Para
permitir la bipedestación, el foramen magnun[1] se ha desplazado desde la parte posterior del cráneo,
casi hacia la base del mismo.
2.
Columna
vertebral. En el Homo sapiens y en sus ancestros bípedos ha adquirido
curvaturas que permiten soportar mejor el peso de la parte superior del cuerpo,
tales curvaturas tienen un efecto "resorte", en la raquis humana el
centro de gravedad se ha desplazado, de modo que todo el cuerpo se sitúa encima
del soporte que constituyen los pies. La columna vertebral ha podido erguirse
casi 90º a la altura de la pelvis, si se compara con un chimpancé se nota que al carecer este primate de la curva lumbar, su cuerpo resulta
empujado hacia adelante por el propio peso; también las vertebras humanas son más circulares que las de los simios lo que les permite soportar
mejor el peso vertical.
3.
Pelvis. Se ha
debido ensanchar, los huesos ilíacos de la región pelviana "giran"
hacia el interior de la pelvis, lo que le permite soportar mejor el peso de los
órganos al estar en posición erecta, pero implica una disminución importante en
la velocidad posible de la carrera por parte de los humanos.
4.
Piernas. los miembros inferiores se han robustecido, el fémur humano se inclina hacia adentro, de
modo que le posibilita la marcha sin necesidad de girar casi todo el cuerpo; la
articulación de la rodilla se ha vuelto casi omnidireccional[2]
el humano a diferencia de sus parientes más próximos no marcha con las rodillas
dobladas.
5.
Pies. se han
alargado, particularmente en el talón,
reduciéndose algo los dedos del pie y dejando de ser oponible el "pulgar"
del pie (el dedo mayor), en líneas generales el pie ha perdido casi
totalmente la capacidad de aprehensión, por lo que el pie humano ha dejado de
estar capacitado para aferrarse (cual si fuera una mano) a las ramas, pasando
en cambio a tener una función importante en el soporte de todo el cuerpo. El
dedo mayor del pie tiene una función vital para lograr el equilibrio de los homínidos durante la marcha y la postura erecta; en efecto, el pulgar del pie de un
chimpancé es transversal, lo que permite al simio aferrarse más fácilmente de
las ramas, en cambio el "pulgar" del pie humano, al estar alineado,
facilita el equilibrio y el impulso hacia adelante al marchar o correr.
La marcha bípeda
pudo ser muy eficaz en estas condiciones ya que:
1.
Permite otear el
horizonte por encima de la vegetación herbácea en busca de árboles o
depredadores.
2.
Permite
transportar cosas (como comida, palos, piedras o crías) con las manos,
liberadas de la función locomotora.
3.
Es más lenta que
la marcha cuadrúpeda, pero es menos costosa energéticamente, lo que debería ser
interesante para recorrer largas distancias en la sabana, o en un hábitat más
pobre en recursos que la selva.
4.
Expone menos
superficie al sol y permite aprovechar la brisa, lo que ayuda a no recalentar
el cuerpo y ahorrar agua, cosa útil en un hábitat con escasez del líquido
elemento.
Pasar del
cuadrupedismo al bipedismo conllevo un cambio anatómico de las caderas, este
cambio suponía un ensanchamiento del canal del parto (aproximadamente de 1 cm ) que hacía más fácil el alumbramiento.
Cuando los ancestros
del Homo sapiens y otros muchos primates vivían en selvas comiendo frutos,
bayas y hojas, abundantes en vitamina C, pudieron perder la capacidad genética, que
tiene la mayoría de los animales, de sintetizar en su propio organismo tal
vitamina. Tales pérdidas durante la evolución han implicado sutiles pero
importantes determinaciones: cuando las selvas originales se redujeron o, por
crecimiento demográfico, resultaron superpobladas, los primitivos homínidos (y
luego los humanos) se vieron forzados a recorrer importantes distancias,
migrar, para obtener nuevas fuentes de nutrientes (por ejemplo de la citada
vitamina C).
Todos los cambios
reseñados han sucedido en un periodo relativamente breve (medido en millones de
años), esto explica la susceptibilidad de nuestra especie a afecciones en la
columna vertebral y en la circulación sanguínea y linfática.
La postura bípeda
dejó libres los miembros superiores que ya no tienen que cumplir la función de
patas (excepto en los niños muy pequeños) ni la de braquiación[1],
aun cuando la actual especie humana, de la cintura hacia arriba mantenga una
complexión de tipo arborícola.
Esta liberación de
los miembros superiores fue en su inicio, una adaptación óptima al bioma de
sabana; al marchar bípedamente y con los brazos libres, los ancestros del
hombre podían recoger más fácilmente su comida; raíces, frutos, hojas,
insectos, huevos, reptiles pequeños, roedores y carroña; en efecto, muchos
indicios hacen suponer como probable que nuestros ancestros fueran en gran
medida carroñeros y, dentro del carroñeo, practicaran la modalidad llamada cleptoparasitismo[2].
Los miembros superiores, siempre en relación con otras especies, se han
acortado, al quedar liberados de funciones locomotoras, se han podido
especializar en funciones netamente humanas. El pulgar oponible es una
característica heredada de los primates más antiguos, pero si en éstos la
función principal ha sido la de aferrarse a las ramas y en segundo lugar
aprehender las frutas o insectos que servían de alimento, en la línea evolutiva
que desemboca en nuestra especie la movilidad de la mano, y en particular de
los dedos de ésta, se ha hecho gradualmente más precisa y delicada lo que ha
facilitado la elaboración de artefactos
El humano hereda de
los simios, la visión estereoscópica[3]
y pancromática[4];
los ojos en la parte delantera de la cabeza posibilitan la visión estereoscópica, que facilita la mirada a lontananza, el otear
horizontes, en este aspecto la visión es
bastante más agudo en los humanos que en los otros simios, el Homo sapiens es
un ser altamente visual (por ejemplo las comunicaciones mediante la mímica),
facilitando asimismo lo imaginario. El Homo sapiens es un animal relativamente
poco especializado[5], la
ausencia de tales especializaciones anatómicas ha facilitado a los humanos una
adaptabilidad inusitada entre las demás especies de vertebrados para adecuarse a muy diversas condiciones ambientales aunque el Homo sapiens
es, por su anatomía, un animal muy vulnerable si se encuentra en condiciones
naturales.
La debilidad de las
mandíbulas humanas las hace casi totalmente inútiles para la defensa a
mordiscos ante un predador y, asimismo, son muy deficientes para poder consumir
gran parte del alimento en su estado natural, lo que es uno de los muchos
déficits corporales que llevan al humano a vivir en una sociedad organizada.
Hablar de la
aparición del lenguaje humano, lenguaje simbólico y acústico conlleva cambios morfológicos en la
garganta y el paladar. Hace unos 800.000 años, el hombre ya tenía la capacidad,
al menos en su aparato fonador, para emitir un lenguaje oral lo suficientemente
articulado como para ser considerado simbólico, lo suficientemente eficaz como
para transmitir la suficiente información para la confección de toscos artefactos.
La necesidad de
comer llevo al hombre primitivo a perseguir a sus presas, ante esta situación
los primitivos seres cruzaron desde África, a Asia y desde allí contando que el
actual Estrecho de Bering se hallaba completamente congelado cruzaron a América
[1] Desplazamiento
de rama en rama con los brazos
[2] Robaban las presas recién cazadas por especies
netamente carnívoras; para tal práctica, nuestros ancestros debían haber
actuado en bandas, organizadamente.
[3]
Tres dimensiones
[4]
Capacidad de ver una amplia tonalidad de los colores del espectro visible
[1] Orificio
occipital por el cual la médula espinal pasa del cráneo a la raquis
[2]
Puede moverse en diversas direcciones
[1]
Familia de los primates, caracterizada por le bipedismo y un gran desarrollo
cerebral, que le permitió desarrollar el habla
[2]
Que camina sobre dos patas
[3] Glaciación, término que alude
a un periodo geológico caracterizado por el enfriamiento de la Tierra, durante
el cual los hielos glaciares cubrieron grandes extensiones de la superficie
terrestre, más allá de las regiones alpinas y polares. También se aplica a los
procesos y resultados asociados a la actividad glaciar.
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